Con la fuerte disminución de la Tasa Global de Fecundidad en Chile, la ministra de Desarrollo Social analizó los aspectos que llevan a dichas cifras, más allá de responsabilizar a las mujeres.
A 1,16 hijos por mujer llegó la tasa de fecundidad en Chile, la cifra más baja del país en su historia, situándose entre los últimos lugares a nivel internacional. Las razones de esta caída, según la ministra de Desarrollo Social, Javiera Toro, son “buenas noticias”, como por ejemplo, la disminución del embarazo adolescente, la postergación de la maternidad y que aumentó la expectativa de vida.
A pesar de lo anterior, Toro aseguró la necesidad de hacerse cargo de estas cifras, pues “se transformarán en diversas crisis y en particular en el problema de la reproducción social”. Sobre esto, la secretaria de Estado subrayó que una de las principales razones para la postergación del embarazo tienen que ver con el desarrollo profesional de las mujeres, “y ahí hay condiciones estructurales de las que nos tenemos que hacer cargo, como los cuidados”.
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Al respecto, Constanza Schönhaut, directora ejecutiva de Corporación Humanas, señaló en una columna de opinión que “existe un cambio de paradigma en la forma en que muchas mujeres conciben su proyecto de vida”. Lo que incluye la participación laboral, el desarrollo profesional y el emprendimiento, siendo “una expresión de autonomía y decisión. Sin embargo, esta elección a veces también va de la mano de otros factores: muchas mujeres deben enfrentar condiciones estructurales que dificultan la conciliación entre su desarrollo personal y la maternidad”.
Cuidados y su relación con la tasa de fecundidad
Dado que labores como el cuidado infantil, de personas con dependencia y de personas mayores, son gestionadas principalmente por mujeres, Toro recalcó este punto mencionando los avances del Gobierno. Así, el Sistema Nacional de Apoyos y Cuidados, que pasó al Senado, y el aumento del sueldo mínimo, fueron mencionados por la autoridad como “elementos de protección social que también se han visto en otros países del mundo como esenciales para revertir o detener la disminución de la tasa de natalidad”.
A su vez, Schönhaut remarcó la responsabilidad que tiene el Estado en estas áreas. Especialmente los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, para que “aseguren condiciones tanto para la maternidad deseada, como el acceso a la anticoncepción, la información, las técnicas de reproducción asistida y el aborto seguro. A su vez, tiene la urgencia de promover un modelo de corresponsabilidad social, donde las instituciones públicas, privadas, la comunidad y las familias contribuyan al cuidado; donde ser madre no se viva como un castigo”.