Revictimización de las personas sobrevivientes a violencia sexual

*Andrea Rojas Rojas, psicóloga comunitaria y candidata a concejala por Chañaral

Macaya, Monsalve y Valdivia no son casos aislados.

Las personas sobrevivientes a agresiones sexuales, llevan con ellas un proceso que muchas veces cae en la revictimización. Este es un fenómeno que ocurre con demasiada frecuencia, especialmente cuando los casos alcanzan alta notoriedad pública. En Chile, los recientes hechos protagonizados por personajes como Macaya, Valdivia y Monsalve han evidenciado nuevamente las profundas y dolorosas fallas de nuestro sistema en el manejo de la violencia sexual. Estos casos no solo exponen a las víctimas, sino que también revelan el engranaje patriarcal que perpetúa su silencio y sufrimiento

La revictimización es una manifestación clara de cómo opera el patriarcado, un sistema que no solo permite el abuso, sino que castiga a quienes se atreven a denunciarlo. Este castigo se da a través de cuestionamientos, juicios morales y, en muchos casos, justificaciones a las agresiones. Las mujeres que denuncian tienen  que sobrevivir a un sistema que parece estar diseñado para invalidar su dolor. 

«Así, la narrativa de los medios refuerza la idea de que el abuso es algo cuestionable, interpretable o incluso justificable»

Los medios de comunicación juegan un rol central en este ciclo de violencia. A menudo, abordan estos casos desde una perspectiva sensacionalista, exponiendo detalles que vulneran la privacidad de las víctimas y minimizan la gravedad de los  hechos. En lugar de centrarse en el agresor y en la gravedad del delito, los titulares y coberturas mediáticas suelen desviar el foco hacia la vida privada de la víctima, sus elecciones personales o la credibilidad de su testimonio.

Así, la narrativa de los medios refuerza la idea de que el abuso es algo cuestionable, interpretable o incluso justificable. En vez de alzar la voz por las sobrevivientes, se transforman en cómplices  de la violencia simbólica, perpetuando estereotipos machistas que justifican y  culpabilizan. 

Un ejemplo palpable de esto son las redes sociales, la viralización de chistes o mensajes que ridiculizan a las víctimas no es más que otra forma de violencia simbólica. Alimentamos el ciclo de normalización del abuso, y las redes se convierten en una especie de tribunal popular que no solo juzga, sino que condena a las víctimas. La comunidad juega aquí un papel crucial: quienes comparten se transforman en cómplices de la revictimización.

Es importante que, como sociedad, empecemos a cuestionar nuestro actuar, responsabilizarnos de perpetuar o detener este ciclo. Es urgente hacernos cargo y asumir que tenemos responsabilidad con la salud mental de las personas sobrevivientes a violencia sexual, la salud mental es tarea colectiva. 

La injusticia en tribunales, por su parte, deja en evidencia el poder económico por sobre el político. La llamada cifra negra de víctimas que no denuncian aumenta con cada impunidad. Muchas víctimas prefieren el silencio antes que exponerse a una justicia que no les brinda garantías reales. Menos mujeres se exponen a un proceso judicial puede ser tan violento como la agresión en sí misma. 

El feminismo ha sido clave en visibilizar estas problemáticas, perfiles como @LaViejaDeLenguaje y su corrección de titulares, organizaciones como @LaRebelionDelCuerpo, y tantas que han levantado campañas en torno al consentimiento o hacer de las redes sociales un espacio de apoyo y contención. 

La revictimización es una consecuencia directa de un sistema que sigue funcionando bajo los principios del patriarcado. Como comunidad, tenemos la responsabilidad de  detener este ciclo, de educarnos, de no compartir memes que ridiculicen a las víctimas, de exigir una justicia que proteja a quienes denuncian y, por sobre todo, de creerles.

 

*Las opiniones vertidas en las columnas son de responsabilidad de su autor o autora y no del medio La Neta