*Por Luis Berríos
Recientemente hemos celebrado el Día Internacional del Trabajo, fecha que la Iglesia conmemora resaltando la figura de San José Obrero. El trabajo humano es una actividad que permite resaltar dignidad y derechos de quienes lo ejercen y, durante este mes de mayo, queremos resaltar especialmente a quienes se desempeñan en tareas de cuidado, sea o no sea remunerada, así como también a quienes necesitan recibir estos cuidados.
Según cifras del INE, son más de 150 mil las personas que se dedican remuneradamente a trabajos del hogar y un número no menor lo hace de manera no remunerada. Tres de cada cuatro personas que ejercen los trabajos de cuidados son mujeres, de acuerdo a la Organización Internacional del Trabajo, muchas de las cuales lo realizan en un marco de informalidad laboral, lo que las pone en una situación de vulnerabilidad muy alta, que se agrava si sumamos que gran parte de ellas son de origen migrante.
Hoy el aporte de las tareas domésticas y de cuidado no remuneradas alcanzan casi el 22% del PIB ampliado, una cifra superior a cualquier otra actividad económica. Sin embargo, la valoración social y de derechos de estas tareas está muy lejos de reflejar aquella importancia.
Por esto es que queremos relevar, principalmente, a mujeres en labores de cuidado remunerado o no remunerado como un trabajo fundamental para que las sociedades funcionen.
Detrás de cada trabajo hay personas, a ellas queremos ponerlas en el centro durante este mes, ellas tienen una historia, dignidad y merecen ser reconocidas.
*Luis Berríos es Secretario Ejecutivo de la Vicaría de la Pastoral Social Caritas.