La paridad como principio democrático

*Por Carla Fica Chueca

 

El 7 de mayo Chile vivió uno de los procesos democráticos más importantes de la última década. Más allá de los resultados del 4 de septiembre, que nuevamente nos dividieron entre los del 38% y 62 %, se vuelve a poner en tabla la necesidad de contar con una nueva Carta Magna que nos permita avanzar a un Estado Social y Democrático de Derechos y por sobre todo discutir temas contingentes y necesarios para el Chile de hoy. 

 

La redacción de la nueva propuesta constitucional estará a cargo de 50 integrantes electos por la ciudadanía que formarán el Consejo Constitucional y un comité de 24 expertos, ya elegidos en partes iguales por cada rama del Congreso Nacional. Pero este proceso no ha estado exento de críticas, desinformación y por supuesto de ciertos llamados a no haberse hecho parte de las elecciones del 7 de mayo. Esto último siendo lo más peligroso, pues si de verdad no queremos que se convierta en esta llamada “cocina política”, como muchos ya la han determinado, debemos hacernos cargo de los alcances que esta decisión tendrá no solo en el año 2023, sino del impacto social en los siguientes 30 años.

 

Uno de los tantos temas en discusión fue la composición paritaria tanto del Consejo de Expertos, como del Consejo Constitucional, donde en ambos casos se buscó que no solo signifique que las mujeres estén sentadas en las mesas de discusión y en la toma de decisiones, sino que también permita mayores avances en el reconocimiento de nuestros derechos. 

 

De eso se trata, que la paridad no sea sólo un mecanismo de elección, sino que se incorpore como un principio democrático que tiña cada espacio social y político, en temas tales como: las labores de cuidado, las desigualdades que vivimos en los distintos ámbitos de la vida o la violencia.

 

Cabe señalar que, de acuerdo a un estudio del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), en conjunto con Plataforma Telar, en el anterior proceso constituyente se comprobó que la paridad de género sí fue una condición importante para el desarrollo y resultados de distintos temas dentro de la Convención, como –por ejemplo– temas medioambientales o de pueblos originarios.

 

La responsabilidad está en nuestras manos. O nos quedamos esperando que las cosas cambien de forma oscilante e hibernamos durante 30 años más, o nos hacemos parte de las transformaciones y somos el cambio que se necesita. 

 

*Carla Fica Chueca es académica y Trabajadora Social



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