Para cerrar el Mes de la Memoria, conversamos sobre violencia política sexual en dictadura, su impacto, consecuencias y cómo profundizamos el «nunca más».
En este episodio de La Informante conversamos sobre una de las dimensiones más silenciadas de la dictadura: la violencia política sexual contra mujeres. Fue un crimen de lesa humanidad que dejó huellas profundas en quienes sobrevivieron y que todavía interpela a la sociedad.
Junto a la abogada de derechos humanos y sobreviviente de violencia política sexual Soledad Castillo y la subsecretaria de Derechos Humanos, Daniela Quintanilla, abordamos la importancia de romper el silencio, reconocer la responsabilidad del Estado y transmitir la memoria con perspectiva de género.
Castillo compartió cómo el silencio forzado durante décadas fue consecuencia de la falta de apoyo estatal, y explica por qué es clave distinguir la violencia política sexual de la tortura. “Fue un castigo específico para las mujeres que nos atrevimos a participar en política”, señaló. Para ella, dar testimonio hoy es un acto de memoria y resistencia frente a la impunidad.
Quintanilla, en tanto, subraya la responsabilidad estatal: “no fue un desenfreno individual, fue política de Estado”. Destacó la urgencia de trasladar la vergüenza al perpetrador y no a la víctima, así como de construir políticas públicas con enfoque de género que garanticen el “nunca más”.
El diálogo también abordó el rol de las sobrevivientes en la organización por el reconocimiento de sitios de memoria, los déficits del sistema de justicia y las iniciativas actuales para incorporar criterios de género en fondos y proyectos de memoria.
Un episodio para comprender cómo la memoria y los testimonios siguen siendo una disputa política y social, y para reconocer la centralidad de las mujeres en la lucha por verdad, justicia y reparación.
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