*Carolina Rubilar Lozano
Esta semana vimos cómo era inaugurada una estatua de Patricio Aylwin en el frontis de La Moneda, con los brazos abiertos hacia la Alameda. Más allá de lo grave que me parece homenajear con una estatua a un personaje golpista, frente al mismo palacio de gobierno que fue bombardeado por el golpe de Estado, quisiera reflexionar sobre la presencia de los monumentos en Chile y lo que eso dice de nuestro país.
¿A quiénes les levantamos monumentos en Chile? En marzo de 2021 se popularizó el debate acerca de quién debería reemplazar la estatua del General Baquedano, que fue removida de la Plaza Italia o Plaza Dignidad. En ese momento, algunos y algunas nos planteamos por primera vez la pregunta de a quién nos gustaría homenajear. Fue en ese contexto, que el Observatorio de Género y Diversidad (ODEGI) publicó los siguientes datos otorgados por el Consejo de Monumentos Nacionales. Hasta marzo de 2021, existían 356 monumentos de hombres en las capitales regionales de Chile, correspondiente a un 92,5% del total. Mientras que solo 29 monumentos eran dedicados a mujeres, lo que se traduce en un 7,5%. De esos 29 monumentos dedicados a mujeres, 13 corresponden a Gabriela Mistral.
Entonces me pregunto: ¿dónde están las mujeres chilenas dignas de homenaje? ¿Es preciso que una mujer gane un nobel para construirle una estatua? ¿Por qué los héroes militares se toman nuestras calles, plazas y edificios públicos? ¿Qué le decimos a los niños y niñas de Chile cuando lo que se homenajea es la guerra y no los avances y logros científicos, deportivos, culturales y políticos?
Quisiera una plaza con la figura de Marlene Ahrens, primera y única chilena en ganar una medalla en los Juegos Olímpicos, gracias a su brillante lanzamiento de jabalina en 1956 y ganadora de siete medallas en juegos Panamericanos, Sudamericanos e Iberoamericanos. Una estatua fuera de un ministerio para Eloísa Díaz –ya que no le dieron su nombre a la estación de metro Hospitales-, primera mujer médica de Chile y de América del Sur.
Un monumento para Lenka Franulic, primera mujer chilena en dedicarse al periodismo, fundadora del círculo de periodistas de Chile. Otra estatua para Laura Rodig, pintora, escultora, ilustradora, educadora y profesora rural. Uno, diez, o cien monumentos para Ana González, fundadora de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos, a quien la dictadura le quitó cuatro integrantes de su familia. Cien más para María Angata, quien en 1914 y a sus 60 años lideró al pueblo Rapa Nui, en una revuelta contra los saqueadores peruanos y chilenos, cambiando la historia de la isla para siempre.
Podría seguir escribiendo y llenar mil páginas con las personas que quisiera homenajear. Páginas con nombres de mujeres y niñas, también de hombres. Mil páginas sin ningún héroe militar, sin ningún golpista.
*Carolina Rubilar Lozano es integrante de la Coordinadora Feminista 8M