El proceso constituyente surgió como una salida institucional a la revuelta social

En un modelo económico donde el estado interviene poco, porque rige el mercado.

Por Gonzalo Castro Moreno*

Chile eligió a los 155 miembros de la Convención Constituyente en una votación donde, para sorpresa de muchos, los grandes triunfadores fueron los independientes, que obtuvieron casi un tercio de los escaños.

El resultado ha sido leído como un “castigo” a los partidos tradicionales y a la derecha que aún gobierna actualmente y que no alcanzó los 55 puestos –o un tercio de la asamblea- que se requiere para influir en el contenido de la nueva Carta Magna.

Sebastián Piñera dijo en su minuto que su conglomerado no estaba “sintonizando con las demandas y anhelos de la ciudadanía”.

El cambio de Constitución surgió como una salida institucional a la revuelta social del 2019. Y ahora, los 155 elegidos, se preparan para comenzar a redactar las nuevas reglas del juego que comenzarán a regir en Chile.

Se realizará a través de una Convención conformada por su mayoría de izquierda, entre independientes y la oposición al Gobierno, que sumados superan ampliamente los dos tercios de los escaños que son necesarios para inferir en la asamblea.

Tres temas claves que se discutirán en esta asamblea constitucional y por qué puede ser importante no sólo para Chile sino que también para el resto de América Latina.

 

El modelo chileno y el rol del estado

Antes admirado y tomado como ejemplo por el desarrollo económico en América Latina, nuestro modelo neoliberal se convirtió así en el blanco y el origen del hartazgo de millones de chilenos, que en Octubre del 2019, salieron a las calles para denunciar la desigualdad y el abandono por parte del Estado en temas clave como salud, educación y pensiones. 

Así lo plantea Jorge Saavedra, sociólogo de la Universidad de Cambridge: “Hay un crecimiento macroeconómico pero no de igualdad social.Ese es el talón de Aquiles de este modelo de desarrollo donde se evidencia en la explotación de recursos naturales y en explotación de las personas también, es un modelo que descansa brutalmente en el abuso de las personas”.

Un modelo que el país puso en marcha durante la dictadura del general Augusto Pinochet y que se sustenta legalmente en la Constitución vigente de 1980. Se trata de un modelo económico donde el estado interviene poco, porque quién rige es el mercado. 

Es por esto que muchos plantean que el rol del Estado debe ser un tema central dentro del debate constituyente.

Para Saavedra, un cambio fundamental sería que el Estado pasara de tener un rol secundario, a uno protagónico en lo social, donde se garanticen derechos sociales.

Estas fueron peticiones que se escucharon con fuerza en las calles, durante el “estallido social” en Chile. Esto se suma al análisis de distintos analistas que advierten que el Estado no ha logrado garantizar derechos mínimos, esto sumado a los altos niveles de desigualdad en el mundo. 

Tema social que se ha acentuado con la pandemia del Coronavirus, que ha agudizado la pobreza en el país y que ha empobrecido a 200 millones de personas, de acuerdo al último informe de la CEPAL.

 

Pueblos Originarios

Es una deuda histórica que al fin empieza a zanjarse. 

Los pueblos originarios en un país donde más del 12% de la población es indígena  pero donde han sido históricamente relegados, hoy tienen una representación asegurada en la constituyente. Incluso hoy, la máxima autoridad de la Convención, es una mujer mapuche, Elisa Loncon.

Más del 10% estarán ocupadas por 10 pueblos chilenos permanentemente invisibilizados por el Estado. Chile es uno de los pocos países de la región que no reconoce a sus pueblos originarios en la Constitución. Hay una resistencia de las multinacionales a reconocer que parte del territorio donde explotan materias primas son de propiedad indígena, señala el Sociólogo, Salvador Millaleo, Doctor en Soc. De la U de Bielefeld de Alemania.

Sus demandas son hoy el reconocimiento del Estado plurinacional, su cultura y su lengua.

 

Paridad de género 

Otro hito de esta Constitución es que será la primera vez en la historia de Chile y el mundo, en que estará escrita con paridad de género. 

Para Marcela Ríos representante de la ONU En Chile señaló que “es muy importante cómo ve el mundo lo histórico de este proceso y la igualdad de condiciones para redactar las nuevas reglas de la sociedad”, pues nuestro país cuenta con una minoritaria participación femenina en el poder. 

Y esto no es arbitrario. Según el último informe de la CEPAL el porcentaje de mujeres que ocupan carteras ministeriales es sólo del 28.5%, esto en parte,  por la violencia de género y violencia política ejercida sobre ellas de forma sistemática en instancias de poder.

Vale estar atento a los cambios que traerá esta nueva Constitución.

 

(*)Estudiante de Enfermería, USACH.