Desde sus inicios hasta la actualidad: las mujeres en los gobiernos locales no alcanzan ni un cuarto de representatividad

A días de una nueva elección municipal ¿Cómo ha evolucionado la participación femenina en los gobiernos locales de Chile?

*Por María José Alvarado Navarrete

Periodista y asesora comunicacional en la Cámara de Diputados y Diputadas

 

En las elecciones municipales de 1935, las mujeres participaron por primera vez como candidatas y votantes. A pesar de la existencia de distintas organizaciones femeninas y feministas, la primera votación municipal con participación de las mujeres fue muy baja.

Según datos del Servel, apenas un 20% de la población femenina ejerció su derecho a sufragar. Hace casi nueve décadas, la cantidad de mujeres que se presentaron como candidatas a regidoras fueron apenas 98 y de éstas, sólo 26 resultaron electas, siendo 16 militantes del Partido Conservador.

Durante esa época, luego de realizar las elecciones, las y los regidores –que corresponden a los concejales y concejalas en la actualidad– elegían por mayoría de votos un Alcalde o Alcaldesa, salvo en los casos de Santiago, Valparaíso y Viña del Mar, comunas donde el Presidente de la República designaba a la autoridad.

En Chile, las primeras regidoras fueron pioneras en ocupar espacios que históricamente habían sido usados de forma exclusiva por hombres. Fueron ellas las precursoras en ser elegidas de forma democrática y el ejemplo para que otras mujeres pudieran participar y liderar espacios de toma de decisión.

Primeras alcaldesas de Latinoamérica

Cuando aún las mujeres no tenían el derecho a voto universal, Alicia Cañas y Graciela Contreras fueron las primeras alcaldesas de Chile y Latinoamérica, marcando un hito en la representación de las mujeres en cargos públicos. Por un lado, Cañas fue electa alcaldesa entre los regidores de Providencia en 1935; por otro lado, Contreras gobernó Santiago, al ser designada por el Presidente Pedro Aguirre Cerda en 1939.

Campaña sobre participación política de las mujeres, Corporación Humanas.

Para 1953, las mujeres lograron puestos en oficinas municipales, permitiéndoles participar no sólo como autoridades sino que también trabajar en los municipios cumpliendo distintas tareas administrativas.

Esto, junto con el reciente derecho a sufragio universal, puede explicar el aumento en el número de mujeres electas como regidoras -108- representando un 7% del total; sin embargo, en el siguiente periodo (1956) cayó a 75.

Durante 1964, bajo el gobierno de Frei Montalva y en el contexto del slogan La revolución en libertad, las regidoras recobraron terreno a un 5,9%, pero siempre con una brecha muy amplia en comparación al total de regidores. En esta época las mujeres chilenas comenzaron a tener más protagonismo no solo en los municipios, sino que también en el Congreso, con doce diputadas y dos senadoras.

Dictadura y vuelta a la democracia

Para la Unidad Popular, las regidoras cumplieron su cuota más alta llegando a 125 mujeres elegidas en los gobiernos locales, lo que representaba un 7,6% del total de regidores a nivel nacional. Estos avances significativos para las chilenas en los gobiernos locales se vieron truncados debido a la dictadura cívico-militar.

Durante el régimen de Augusto Pinochet, la participación femenina de la época era sumamente escasa y muy pocas mujeres lograron tener un puesto de poder. Aquellas que lograron ser alcaldesas durante el régimen tenían un claro perfil: mujeres conservadoras y simpatizantes del dictador.

La mayor actividad política de las mujeres se desarrolló desde los Centros de Madres, que dirigió la esposa de Pinochet, Lucia Hiriart. Su objetivo era ayudar a las ciudadanas más pobres a través de educación en temas religiosos, económicos, moral o intelectual, pero siempre con un enfoque conservador.

Al regresar la democracia, las alcaldesas electas alcanzaron un 7,2% en las primeras elecciones municipales; y en los últimos comicios de 2021 la cifra llegó a un 17.3%. A pesar de que las cifras han ido en aumento, las ediles aún no representan ni un cuarto del total de autoridades en los gobiernos locales.

Participación femenina

La realidad de la participación de las mujeres en nuestro país es bastante singular, ya que son ellas quienes más participan de espacios de organización social, pero esto no se ve reflejado en los puestos de toma de decisión.

Para la presidenta de la Asociación Chilena de Municipalidades, Carolina Leitao, los partidos tienen una gran incidencia respecto a la baja participación de las mujeres en cargos políticos.

“Los partidos finalmente lo que buscan es llenar los cupos y tener elegibilidad, eso es lo que tienen que buscar y casi siempre la elegibilidad está en un hombre. En cambio, la mujer tiene que demostrar que tiene capacidad para el puesto, los hombres no tienen que demostrar nada, es decir, hay prejuicios y temas que se instalan en los partidos que hay que resolver”, argumentó.

En la actualidad, las alcaldesas no alcanzan ni el 20% en comparación a los liderazgos municipales masculinos. Sin ir muy lejos, la alcaldesa Javiera Reyes en la comuna de Lo Espejo es la primera mujer en ocupar el cargo en la comuna. «Ser la primera alcaldesa, sin duda es emocionante, pero sobre todo es una tremenda responsabilidad, porque a las mujeres nos ha costado mucho abrir espacios. Aparte de eso, siempre hay flancos que intentan abrir simplemente porque somos mujeres”, afirmó.

En la investigación «Las mujeres obtienen mejores puntuaciones que los hombres en las mayorías de las habilidades de liderazgo, realizada en 2019 por Harvard Business Review, se demostró que las mujeres son tan calificadas como los hombres para ocupar puestos de liderazgo.

El estudio reveló que ellas son altamente calificadas en asuntos como tomar la iniciativa, la práctica del autodesarrollo, su capacidad de resiliencia y un alto nivel de integridad y honestidad.

A días de una nueva elección y sabiendo que entrar a puestos de poder en la esfera pública sigue siendo un camino complejo; entonces surge la necesidad de buscar mecanismos de paridad y participación para que más mujeres puedan ocupar espacios de toma de decisión y es un desafío que busca cambiar la concepción tradicional de hacer política.