*Por Siomara Molina Sáez
Hace varios días venimos escuchando del supuesto derecho al aborto hasta los 9 meses en la nueva Constitución y nos hemos enterado del retroceso de derechos -para mujeres y niñas- que involucra la decisión de jueces de la Corte Suprema de Estados Unidos, también referido a un derecho fundamental como el aborto. Diferentes expresiones de lo que los sectores conservadores y anti derechos son capaces de hacer y decir con la finalidad de controlar y vigilar nuestras vidas y nuestros cuerpos.
En el debate interno, al revisar el trabajo realizado, la Convención ha tenido que reafirmar, explicar y justificar su trabajo desde el día uno. La desinformación por parte de los grupos de derecha es clara y tiene un propósito, que es justamente desviar la discusión de elementos claves en el borrador de la nueva Constitución, elementos que precisamente apuntan a la construcción de un país más solidario, más igualitario y con mayor justicia social. El senador Felipe Kast y los sectores anti derechos mienten descaradamente cuando dicen que la nueva Constitución permite el aborto hasta los 9 meses y se ha explicado reiteradamente que el texto establece con claridad que el ejercicio de estos derechos será regulado por ley.
Además, hay un tema de fondo que permite decir que el senador miente: a los 9 meses de gestación no existen los abortos, así de simple. La diferencia entre lo que es un aborto y un parto no es una definición ética o moral, tampoco es una definición que hagamos las feministas, sino que lo establece la propia Organización Mundial de la Salud (OMS) y tal distinción está dada por la posibilidad de un feto de sobrevivir o no fuera del útero. Bien sabemos las mujeres que no existen los abortos a los 9 meses, no permitamos que mientan sobre nosotras.
Entendiendo que los derechos son acuerdos que las sociedades establecemos a partir de desarrollos históricos, sucesivos y transformadores; es importante esclarecer que actualmente los derechos sexuales y reproductivos se refieren a que todas las personas puedan gozar de su sexualidad sin riesgo de embarazos no deseados ni de contraer enfermedades de transmisión sexual, que puedan decidir libre y responsablemente si tener o no tener hijos/as, el número y el espaciamiento entre ellos/as; que reciban educación sexual integral y que tengan acceso a información, ambas condiciones básicas para tomar decisiones autónomas e informadas. Los derechos sexuales y reproductivos también se refieren a contar con atención de salud adecuada durante el embarazo y posparto, a la prevención y tratamiento de la infertilidad y a la esterilización voluntaria, entre otros elementos.
La norma expresada en el texto constitucional, contempla un espectro amplio de estos derechos y además se garantizan sin discriminación, con enfoque de género, inclusión y pertinencia cultural. La norma de derechos sexuales y reproductivos expresada en la nueva Constitución refleja la lucha de las organizaciones feministas a lo largo de la historia, que por supuesto no ha terminado ni lo hará, porque a medida que avanzamos, los sectores conservadores y anti derechos buscan retroceder, como constatamos con lo recientemente ocurrido en Estados Unidos.
En consecuencia, al señor Kast y la campaña anti derechos, nada le importa el masivo apoyo popular de la norma de derechos sexuales y reproductivos, lo que les importa es deslegitimar el proceso constitucional, sus normas, su democracia y la participación popular que impulsó. Que poco sabe el senador de la vida y los cuerpos de las mujeres, mientras se intenta instalar mentiras en esta discusión tan relevante, las mujeres vivimos en nuestros cuerpos un sinfín de violencias y negaciones cotidianas, la información sobre anticoncepción en el sistema público es limitada, nos maltratan cuando parimos y son cientos las mujeres que se ven enfrentadas a la violencia obstétrica, recibimos anticonceptivos en mal estado y no se nos responde, se nos niega la esterilización voluntaria, se obliga a las niñas a parir y un largo etcétera. Cuánto nos menosprecia el senador al decir tamaña mentira y que insultante su atrevimiento para negar nuestra capacidad de decidir con autonomía. Porque finalmente, lo que está en el centro de la discusión, es nuestra posibilidad de vivir como personas autónomas, responsables y con capacidad de decidir sobre nuestros proyectos de vida, nuestros cuerpos, nuestra sexualidad y fecundidad. Nuestra libertad y autonomía, eso es lo que quieren controlar y vigilar.
Si queremos superar la campaña de desinformación y anti derechos, la tarea de quienes defendemos un proceso que busca dignificar nuestras vidas, es ampliar la conversación. Las estrategias de desinformación buscan, además de mentir, concentrar la discusión solo en el aborto, cuando bien sabemos que los derechos sexuales y reproductivos son mucho más que eso y son, además, de todas las personas. Las mujeres tenemos claro que el ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos pasa por nuestros cuerpos y determina nuestras vidas.
A pocas semanas de un plebiscito que nos da la oportunidad, por primera vez en la historia de nuestro país, de tener una Constitución escrita con mayor participación, las mujeres sabemos que lo que está en juego son nuestros propios proyectos de vida.
*Siomara Molina es representante de la Asamblea Permanente por la Legalización del Aborto e integrante de la Articulación Territorial Feminista Elena Caffarena