“Acuerdo” constituyente, expertos en cocina 

*Por Carolina Rubilar Lozano

 

El resultado del 4 de septiembre nos dejó en el peor escenario posible. En manos de los Panchos Malos, de los orgullosamente –nadie entiende por qué- autodenominados Amarillos y del poder constituido. Desde entonces, hemos sufrido como movimientos sociales la cancelación de nuestros exconvencionales, incluso con propuestas que han sugerido inhabilitarles de cargos públicos durante algunos años, como si haber construido una propuesta de constitución basada en los derechos sociales fuera un delito. 

 

Desde el mismo 4 de septiembre, los sectores de ultra derecha cambiaron su discurso, enarbolado en tiempos electorales, que nos hablaba de “una con amor” “una que nos una” o “la casa de todos”, frases que fueron reemplazadas por la declaración obtusa de que Chile no quiere ni necesita una nueva Constitución. Mientras que otros partidos del mismo sector comenzaron a cocinar a fuego lento lo que hoy nos entregan como “Acuerdo por Chile” en el que nos presentan un “Consejo Constitucional”, compuesto por 50 representantes electos mediante el sistema utilizado por el Senado, es decir, regionalmente, lo que presupuestariamente dificulta mucho la candidatura de alguien con pocos recursos. En donde, además, se incorpora explícitamente que las listas deberán estar compuestas por partidos o pactos de partidos, y que pueden incluir independientes, sin embargo, las y los independientes no podremos llevar nuestras propias listas, esto es, obligar a las y los candidatos independientes a tragar los sapos y culebras que los partidos consideren pertinentes. 

 

Como si lo anterior no fuera suficientemente malo, el Consejo Constitucional estará acompañado de una Comisión Experta, compuesta por 24 personas, de las cuales 12 serán elegidas por la Cámara de Diputados y 12 por el Senado, proporcionalmente a las fuerzas políticas con representación parlamentaria. Quienes estarán encargados y encargadas de construir un anteproyecto, para ser presentado y utilizado como base por el Consejo Constitucional. Es decir, 24 personas escogidas a dedo por el poder constituido, para tutelar y pautear al poder constituyente. Orgulloso de su acuerdo, Vlado Mirosevic nos dice que esta Comisión Experta no recibirá remuneración. ¿Quiénes pueden trabajar un año sin remuneración? Solo los profesionales, pertenecientes a las élites sociales, políticas y económicas de Chile. ¿A quién representarán entonces esos expertos y qué intereses defenderán? ¿Qué te vuelve un experto? ¿Experto en qué? ¿expertos según quiénes? 

 

Como guinda de la torta, el acuerdo plantea que existirá un tercer órgano: el Comité Técnico de Admisibilidad, compuesto por 14 juristas, que serán elegidos por el Senado, y que tendrá como misión la revisión de las normas aprobadas. Esta evaluación se hará bajo el criterio de interpretación constitucional y las 12 bases constitucionales impuestas en el acuerdo, en donde se consolida la existencia del Estado subsidiario. Básicamente una réplica del Tribunal Constitucional, que ha frenado en reiteradas ocasiones, los intentos de conseguir, entre otras cosas, derechos sexuales y reproductivos para las mujeres.

 

La democracia pasada por el cedazo nos entregará a lo mucho una reforma deslavada e insuficiente, ya lo dijimos en nuestra declaración como Coordinadora Feminista 8M: “Las amplias mayorías que con nuestros trabajos sostenemos al país, las precarizadas y endeudadas, las madres y cuidadoras, las disidencias sexuales y de género, las trabajadora sin fondos previsionales, las comunidades sin acceso al agua, las dueñas de casa sin casa, y todas quienes luchamos por erradicar la violencia de nuestras vidas, necesitamos una nueva Constitución, pero no cualquiera, sino una que recoja y brinde un marco capaz de resolver estas necesidades y urgencias”.

 

En resumen, el Acuerdo por Chile fue acordado entre cuatro paredes, con presencia de los partidos que han administrado la miseria los últimos 30 años y que nos condujeron a la peor crisis política de las últimas décadas, y por movimientos políticos, cuya presencia en estas conversaciones nadie votó. El proceso será ampliamente dirigido por el Senado, una de las instituciones más conservadoras y cuestionadas por el común de la población. Pasando a llevar la soberanía popular, que votó en un 78,99% que el órgano constitucional fuera 100% electo. Todo bajo la mirada entreguista, cómplice y cobarde del oficialismo. 

 

Spoiler: Con este mecanismo tendremos una nueva Constitución muy similar a la actual, que no resolverá en lo más mínimo las problemáticas que aquejan a los pueblos de Chile. En treinta años más nos dirán que no lo vieron venir. 

 

*Carolina Rubilar Lozano es integrante de la Coordinadora Feminista 8M